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De boda!!! Solo y Kumai

Bueno, dejamos Yogyakarta y nos fuimos para Solo a pasar un día y desde allí coger nuestro avión a Borneo para ver los orangutanes.
De Solo no sabíamos qué esperar, yo era bastante optimista, Yubero, no, jeje. Habíamos leído el mismo párrafo de la Lonely, y yo me había quedado con que la mayoría de la gente era muy amigable y acogedora; Yubero, con que era una cama caliente del radicalismo, jeje.
Al final, la gente era majísima, como en el resto del país, pero la ciudad no parecía tener mucho interés. Fuimos a ver el Kraton, que era como lo más importante, y la verdad es que era muy austero y estaba bastante descuidado, así que nos llevó a pensar que el sultán de Yogyakarta tenía más dinerito, jeje.
Os dejo alguna fotito.

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También estuvimos en un mercado, casi únicamente de comida, aquí los mercadillos son bastante diferentes a los de Tailandia.

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Y luego nos fuimos para el hotel a tomar unas cervezas, llovía un poquito e hicimos tiempo hasta las 7 que creíamos que empezaba el show de las marionetas en un parque cercano. Cogimos un taxi y nos llevó, pero el espectáculo era a las 8, no sabíamos si quedarnos una hora allí esperando bajo la lluvia o irnos a cenar y decidimos lo segundo.

Pero cuando íbamos a cenar a un italiano que habíamos leído en la guía, y que solo por la genialidad del nombre, merecía una visita, «O Solo mío», vimos mucha gente en un hotel al lado. Así que nos asomamos a ver qué pasaba… Resulta que era una boda, una boda de lujo total y nos invitaron, así que entramos dentro a cotillear.

Era la boda de Tiris y Danis, una pareja seguramente con algo de poder, ya que todas las marcas y bancos les habían mandado unos grandes carteles con flores y poliespán felicitándolos. Había a la entrada una gran fila de familiares que daban la mano a todos los que entraban, y un photocall en el que te hacían fotos que te imprimían al momento, a nosotros nos dieron las nuestras (una ilusión…) y dentro un súper cóctel.
Había un montón de mesas diferentes y carritos de comida, cientos de personas con el plato de un lado a otro y una gran fila de gente que esperaba pacientemente por acercarse a felicitar a los novios (nosotros este paso nos lo saltamos, porque ellos no sabían que estábamos allí y podía ser un poco shock). Fuera había también un proyector con la imagen de los novios en tiempo real saludando a todos los invitados.
A mis compañeros de viaje les daba bastante vergüenza probar nada, pero yo no me iba sin al menos probar algo, así que me decidí por un brocheta en la fuente de chocolate y… se había abierto la veda, ya cogí plato y un tastet de diferentes cosas, Yubero se acercó a un carrito a que le sirviesen tempura de verduras y otras cosas… Nos lo pasamos bomba.

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Y después de la noche tan emocionante, al día siguiente cogimos nuestro avión, para darle más emoción, yo me olvidé el móvil en el hotel y me di cuenta cuando ya estábamos los cuatro en el taxi tras 10-15 minutos de bastante tráfico, y claro está, íbamos un poco apuradillos. Como Alberto tenía que facturar, decidimos dividirnos. María y yo saltamos del taxi y buscamos otro para volver al hotel, mientras los chicos iban para el aeropuerto a hacer el check in. Nada más llegar al hotel, ya me estaban bajando el móvil, porque quien limpiaba se había dado cuenta. Les escribimos a los chicos para que supiesen que ya teníamos el móvil y que nos poníamos en marcha para el aeropuerto y que nos avisasen para calcular cuánto se tardaba, y nervios porque no llegaban nunca, y es que al final llegaron como cinco minutos antes que nosotras, porque nuestro taxi se sabía un recorrido sin atasco, jeje.
Llegamos al aeropuerto de Pangkalan Bun y allí nos estaba esperando Jennie, nuestro guía para ver los orangutanes, ya os contaré más de él en el próximo post. Nos llevó a Kumai, el pueblo donde está el embarcadero y nos dejó en un pequeño hotel, y justo delante había… otra boda.
Así que nos volvimos a asomar para cotillear, esta se veía mucho más pequeña y nos invitaron, ahora ya sentados en la primera mesa, un pequeño buffet y los novios subidos en un escenario por el que iba pasando la gente a saludarlos y hacerse la foto. Así que nosotros hicimos lo propio y a estos les dejamos la espiga, jeje.

La boda duró todo el día, así que por la noche cuando volvíamos al hotel estaban en un escenario que miraba hacia la carretera, la novia y unas cantantes bailando, con los niños y quien quería subir, yo al final me atreví y subí a bailar un poco, con un montón de locales tomando fotos, que vergüenza…

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A las diez de la noche la boda se había terminado y ya podíamos dormir, porque al día siguiente habíamos quedado con Jennie a los 8 para embarcar, qué emoción!!!!

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