Mes: diciembre 2013

Llegaron los de Cuenca: Eli, Palomares, Sagra, Bea y Huete, casi no nos encontramos en aeropuerto, pero bueno, salieron y corriendo para el check in de Thaiairways para ir a Chiang Mai, venían reventados, pero nosotros también, porque cogimos la furgoneta para ir al aeropuerto de las 4 de la mañana, madrugón madrugón.

En Chiang Mai, el hotel nos encantó, rollo hostal con detalles, cama cómoda, piscinita (que no probamos al final, pero bueno), ducha buena… y en una zona inmejorable, es el Awana House, dentro de la muralla (que es el casco histórico de la ciudad) pero en el lateral desde donde se va al Night Bazaar y justo donde ponen el domingo el Sunday market. Shopping, shopping… Las chicas nos volvimos locas, sobre todo Sagra, jeje, no perdonaba un puestecillo, y Alberto que nos intentaba desanimar, que si en Bangkok sería más barato… en fin.

Empezamos por paseíto en la ciudad, una gran concentración de templos budistas, chulis, pero un poquito iguales al final todos (me imagino que como para ellos nuestras iglesias) y fuimos a comer the lujo al Ginger café, super bueno y super bonito todo.

Cogiendo fuerzas para la aventura que nos esperaba. Al día siguiente habíamos cogido un trekking de dos días, con paseo en elefante, rafting y dormir arriba de la montaña en una cabaña de una tribu. A parte de nosotros siete, en el viaje también había una pareja encantadora de canadienses, Nicolas y Mercedes (de origen domininicano) que hablaban español, y una familia con dos hijos, holandeses.

Y como no cabíamos todos, Palomares y Alberto iban agarrados detrás de pie.

Primero, fuimos a lo de los elefantes, había leído cosas horribles en internet, sobre las condiciones en que estaban los animales, sin embargo mi impresión fue bastante buena. Los «mahout» (el que lleva el elefante) trataban bien al animal y se entendían, y cuando nos íbamos, los soltaban por ahí, de hecho había muchos sueltos, en mitad de su hábitat, sinceramente no me parece ni tan mal, comparado con la fosa del zoo de Barcelona…

De ahí, empezó nuestro trekking, después de caminar un cuarto de hora, hicimos una parada en una cascada, el guía era genial, nos podíamos tirar como si fuese un tobogán (solo se tiraron los niños porque hacía fresquito), y nos enseñó como hacían pistolas de aire comprimido con una caña de bambú para jugar cuando él era niño. Creíamos entonces que iba a ser un mini trekking, que iba a estar chupado, estábamos equivocados…

El trekking a mí me pilló en muy baja forma, debían ser solo unos 5 km, pero en una pendiente muy pero que muy pronunciada, yo creía que no llegaba, iba arrastrada, menos mal que Alberto me iba esperando, en fin… que ya he pillado el mensaje, que me tengo que poner en forma…

Al menos la recompensa fue total, sitio precioso. La cabaña evidentemente muy sencilla, pero bueno, en una cabaña con dos ambientes había «colchón» para todos, y mantas. Nos hicieron una cenita de batalla muy rica y fue todo encantador.

Después de cenar, el guía, que era un crack, super majo y divertido, nos hizo unos trucos de magia y jugamos a unos juegos, los que se equivocaban eran pintados, acabamos pintarrajeados total, menos el guía y Alberto, que no fallaban una.

Por la noche, en la cabaña de bambú aunque teníamos 3 mantas, pasamos bastante frío, pero había que coger fuerzas para bajar de allí, jeje. El despertar fue muy bueno, salir de aquella cabaña y ver las vistas, aunque el día estaba nublado, no tiene precio. En la foto no se aprecia nada de nada.

Y entonces después de la super bajada, para mí mucho mejor que la subida, aunque algunos decían que era más dura que la subida por las rodillas, nos llevaron al río a hacer rafting, fue super divertido, el sitio super bonito, no tengo más que la foto que nos hicieron ellos, que no se ve el lugar. Y para rematar el multiaventuras, un micro paseo en balsa de bambú, no sé si llegó a 10 minutos, pero estuvo bien.

A la vuelta a Chiang Mai, muertitos, algunos nos fuimos a dar un masaje, yo ya había probado mi primera noche en Bangkok el masaje tailandés, y me dieron una paliza… con lo resentida que estaba del trekking y las agujetas, yo me di uno de pies, tranquilito, pero Eli, Palomares y Alberto fueron más valientes.

Por la noche, quedamos con Nicolás y Mercedes, para cenar de puestecillo y para ver el Sunday Market, que es impresionante, pero estaba llenísimo de gente, guiris y locales,  y no es para ir 11 personas, la verdad, porque son tantos puestos y tan chulos que quien no se para en uno, se para en otro…

Al día siguiente, me fui con los chicos a hacer un curso de cocina, estuvo genial, primero fuimos al mercado y nos explicaron los ingredientes básicos de la comida tailandesa, tienen como 10 tipos de arroz, 4 o 5 de fideos, 3 o 4 berenjenas… muy interesante, la verdad. Y entonces nos llevaron a un patio a cocinar, hicimos 4  platos a elegir: sopa tom yam (típica de Tailandia), un pad thai (noodles típicos ricos ricos), un pollo con anacardos, un curry (verde o rojo), rollitos de primavera y el sticky rice mango (como un arroz con leche caliente con mango).

Por la tarde, fuimos a ver el templo más importante de Chiang Mai y descubrimos (los que habían estado en Japón ya lo sabían, yo no tenía ni idea) unos botes con palitos que había que mover hasta que se caía solo uno, y coger un papelito de los estantitos según el número que te había salido, nos salió a muchos bastante pesimista, en fin…

Y por la noche, lo más emocionante, salíamos todos del sitio de los masajes, cuando vimos volar farolillos, una de las cosas que más ilusión me hacía a mí. Así que corriendo a buscar de donde salían, compramos dos y los echamos al aire, me encantó!!!!

Al día siguiente nos íbamos para Koh Lanta, una de las islas del sur, a pasar Nochevieja, allí nos encontraríamos con una pareja de amigos míos, Mar y David.

 

 

Como muchos ya sabéis, Alberto estaba ya de paseo, jeje, él vino 1 mes y medio antes a un campo de entrenamiento de Muay Thai (si queréis más info, podéis ver sus posts aquí), y yo me vine al acabar el trimestre, a pasar las navidades con él y ya empezar el periplo.

Llegué a Bangkok tras 18 horas de vuelo, dos escalas (Berlín y Abu Dabi), y la verdad, es que llegué super bien, me daba un poco de miedo, es el viaje en avión más largo de mi vida, dormí poquito, pero llegué muy bien. Llegué vestida de invierno y en la primera papelera me deshice de mi abrigo, medias y zapatos y me calcé unas sandalias. Debo decir que la temperatura es ideal, con mi rebequita se está a gusto por las noches y por el día en manga corta y leggings tan rebién.

Dormimos en Bangkok, poco más, porque yo llegué ya tarde y por la mañana tempranito nos fuimos hasta la estación de autobuses para coger un bus a Korat (ciudad desde donde había leído yo que salían los autobuses a Pak Thong Chai, nuestro primer destino).

Todo el mundo super amigable con ganas de ayudar, llegamos a Pak Thong Chai y el del bus nos dejó donde estaba un señor con una moto que le explicamos donde íbamos y nos llevó. Porque estamos estos días en unos bungalows super chulos pero que están apartados del pueblo, super bonitos, en los arrozales, pero lejos de todo, en Boswin Home. Fuimos a pasar la tarde al mercado nocturno gracias al chico de recepción que nos llevó y nos vino a buscar.

El mercado era pequeñito, yo me emborraché de tantas impresiones y ni una sola letra inteligible, tantas cosas nuevas y diferentes, pero guay, también al ser los únicos guiris, me sentía un poco incómoda, pero la verdad es que la gente pasaba bastante de nosotros y como mucho sonreían, yo creo que muchos se preguntaban qué hacíamos ahí, qué habíamos visto en su pueblo, porque el turismo de Pak Thong Chai es puramente local. En el mercado comimos algún pinchito de salchicha con arroz, pollo frito… y luego yo en un puesto vi unos de Doraemon y pensé “de postre”, parecían gominolas, juzgad vosotros mismos por las fotos, pero la chica sacó de la sartén freidora la paleta la cestita y me dijo que lo echara, así que me frieron mi pinchito de Doraemons, jejeje. No sé qué era, según Alberto era como de palito de cangrejo, bueno no estaba, la verdad.

 

Esta mañana nos levantamos y en el sitio había desayuno, yo llegué 5 minutos más tarde, y Alberto estaba sentado que no sabía ni que coger. Había una sopa y unos buñuelos. La verdad que la sopa de arroz estaba buenísima y tenían como cosas para echarle, con ajito frito para chuparse los dedos, y Alberto echó los buñuelos, muy buenos también. Luego vino una señora a explicarnos que los buñuelos se comían con leche condensada, y Alberto pobre los había echado a la sopa.

El día de antes habíamos explicado al chico de la recepción, que habla 0 inglés, que queríamos ir a la granja de Jim Thompson, que es la atracción más grande del lugar y solo abre unos 20 días al año por estas fechas. El hombre nos pasó por teléfono con otro que si que hablaba inglés, creemos que es el autor del blog The grumpy expat, porque la mayoría de la información que encontramos de Pak Thong Chai fue de este señor, casado con una tailandesa, cuyo hermano abrió este sitio de bungalows. Y le pedimos al chico un taxi para ir a la granja, pero nos cobraban 500 bath, unos 12 euros, a Alberto le parecía desproporcionado, porque ya está con los precios de aquí, nos llevaban y nos venían a buscar, pero dijimos que no, así que el chico nos llevó al centro y allí después de dar unas cuantas vueltas, entendimos que un autobús salía una hora después y pasaba por la granja. La granja está a unos 20km, así que el precio del taxi no era desorbitado (el taxi del aeropuerto al hotel en Bangkok fueron 400 y pico solo ida), pero bueno, la experiencia del autobús, el hablar con medio pueblo… mereció la pena y el bus nos costó menos de 100 ida y vuelta (2,5 euros).

La granja fue una visita excepcional, es preciosa, había mucha gente, muchos colegios, familias… Esta zona Isán, es la zona más pobre de Tailandia, y Jim Thompson, un emprendedor americano, que estuvo en Tailandia combatiendo en la segunda guerra mundial, descubrió la seda tailandesa y la importó a occidente. Montó una granja aquí para alimentar a todas las familias que vivían de la seda y para criar los gusanos de seda y conseguir los capullos necesarios.

 

 

En la granja hay cultivos orgánicos, destacan las calabazas, los girasoles, las flores, las moreras, los bueyes, que son la mascota… y explican muy bien todo el proceso desde el huevo del gusanito de seda hasta la tela. Del huevo pasa al gusano, del gusano al capullo y del capullo se extrae ese hilo maravilloso, hay muchas texturas diferentes, eso no nos ha quedado muy claro por qué, luego lo tiñen y lo pasan a bobinas, y con los telares, hacen telas maravillosas.

De la granja, unos señores nos acercaron a la parada del autobús y nos dijeron que era el naranja, y en solo media hora, paramos a un autobús naranja que nos llevó de vuelta a Pak Thong Chai, dimos un buen paseo por las afueras del pueblo para ir a Matchada, una tienda fábrica de seda también, pero menos bonita que la granja, y luego fuimos a comer-cenar a un sitio al lado del río maravilloso, no sabemos ni como pedimos, yo optaba por el tun tun total, pero Alberto quería probar las cosas típicas de la zona (ensalada de papaya y pollo a la brasa), así que con el google translator y la camarera con su móvil y el google translator, momentazo, porque Alberto había encontrado a su alma gemela, los dos con el móvil traduciendo. La chica me enseñaba lo que escribía para comunicarse y no se entendía absolutamente nada, me imagino que lo que le poníamos nosotros tampoco.

Al final vino un arroz con pollo buenísimo y un cerdo macerado y con ajo frito, todo muy rico.

Y al preguntar cómo podíamos llegar al bungalow, nos acercaron directamente, creo que les pareció más fácil que explicárnoslo, jeje.

Por ahora super todo.

Mañana volvemos a Bangkok a hacer algunas cosillas que pasado llegan nuestros amigos de Cuenca como a las 6 de la mañana y nos vamos directamente a Chiang Mai.

Ya os seguiré contando.

Bueno, mis propósitos del año mayoritariamente no fueron cumplidos, sobre todos los que estaban relacionados con este blog, ya que como habréis notado muchos, abandoné mis 52 semanas de manualidades. Pero bueno, espero en algún punto volver al blog de proyectos creativos, porque en realidad en este tiempo he llevado a cabo bastantes, es solo que no lo he publicado.

Ahora escribo para contar otras cosas, el tema es que estoy de viaje, un viaje de unos 8 meses por el sureste asiático y volviendo a Europa por la ruta de la seda, los países en -AN. Ese es el propósito… jejeje

La cosa es que he pensado reutilizar el blog para explicar mis aventurillas por ahí, y así quien quiera estar informado… o si alguien se apunta para una visitilla en algún lugar de nuestro camino, pues mejor que mejor.

Por ahora empiezo con retraso, porque ya debo unos pocos posts de los sitios en los que hemos estado, han estado en el principio de la aventura algunos amigos y literalmente no hemos parado, así que estos días (aunque todavía estamos con amigos, jeje) espero ir poniéndome al día.

La aventura acaba de empezar…